21 mayo 2006

Problemas técnicos

Ya hace más de una semana que no escribo por aquí... en una entrada. Porque en los comentarios sí que ha habido actividad.

Yo iba a escribir un post sobre una presentación que he hecho y que me va a valer para conseguir un punto de más en otra asignatura (soy un acaparador, como diría alguna).

No, la realidad es que soy muy perro y, cuanto más fácil, menos hay que hacer.

Pero resulta que como de html y creación www sé menos que de programación para usuarios, y ya es decir, pues no he sido capaz de colgar la presentación para que la vea quien quiera. Así que cuando resuelva el problemilla, pues por aquí estará.

Mientras, me pensaré alguna otra cosa que contar.

10 mayo 2006

Un poquito de probabilidad

Imagina que tienes una pared enfrente de tu casa a la que, cuando te aburres, tiras piedras con direccción totalmente aleatoria. Y que siempre le das a la pared. Imagina ahora que un cuarto de la pared está pintada de blanco y el resto, de negro.

Si después de lanzar muchas, muchísimas piedras, contases las que han dado en el negro, y las dividieses entre el total de lanzamientos, te saldría un número muy parecido a 3/4. Tanto más parecido cuantas más piedras hubieses lanzado.

Esto ocurre porque la probabilidad de dar en negro es exactamente ésa: 3/4.

Pues algo parecido hace un programa hecho por mí para ganarme un poquito de nota extra en una de las asignaturas de la Escuela.

El programa estima el valor de Pi de forma análoga, tirando piedras a un cuadrado en el que hay inscrito un círculo. Sin más que contar las piedras que caen dentro y dividir entre el total, ya tenemos Pi/4. Multiplico por 4 y... voilà: una aproximación de Pi.


La aplicación en sí no es que sea una maravilla. Pero es que es la primera vez que hago una ventanita. Reconozco mis limitaciones en lo que se refiere a programación orientada a usuarios.

Es importante no hacer demasiado el animal al elegir el número de lanzamientos. A título orientativo diré que hace unos 100.000 en unos 7 segundos (dependiendo de la potencia del ordenador, claro).

Y poco más. Que espero que os guste.

09 mayo 2006

Las dos varas de medir

Ya he hablado otras veces acerca de la hipocresía de alguien cuando usa dos raseros diferentes. Lo que pasa es que esta vez me preocupa aún más si cabe. Porque es un juez el que actúa de esta manera.

Yo estoy convencido de que el Poder Judicial del Estado cumple con su cometido. Y creo que la mayoría de las veces, acierta.

No obstante, la reciente condena a tres policías por el denominado "caso Bono" me parece excesiva. Y loable la actitud del Delegado del Gobierno en Madrid, dimitiendo a pesar de que la sentencia (que no es firme) deja claro que no existieron instrucciones políticas, como han sostenido algunos. Algunos que, por cierto, no han dimitido.

La sorpresa llega cuando esta tarde he conocido que el mismo tribunal, el mismo juez, absolvió en 2004 a dos policías que golpearon, esposaron y detuvieron a un sindicalista, provocándole lesiones físicas.

Llama la atención la especial dureza con la que se emplea el tribunal para condenar a agentes que condujeron a dos militantes del PP a comisaría, donde se les tomó declaración en presencia de un abogado. Tras tres horas (en las que dispusieron de sus móviles durante todo momento) fueron puestos en libertad sin cargos.

Pero ya parece increíble cuando este mismo tribunal había absuelto a dos agentes que, durante una manifestación en 2000, agarraron por la nuca a un sindicalista, le tiraron boca abajo al suelo, le esposaron e introdujeron en el furgón policial.

Causa de ello, el hombre sufrió "cambios degenerativos" en el hombro. En este caso, todo lo anterior resultó "sin relevancia penal" según el juez.

Y es que, para este administrador de justicia, parece que no es lo mismo detener a dos afiliados del PP que a uno de la UGT.

07 mayo 2006

Puta envidia

No puedo resistirlo. Y si no lo digo, reviento.

No soporto la envidia. Ni a los envidiosos. Me parece abominable y desdeñable.

Y es que la envidia es la bandera de la peor de las mediocridades. El envidioso se sabe perdedor de antemano y, así, ansía lo que no es capaz de conseguir, ya sea por su torpeza, o por sus limitaciones.

Siento lástima por quienes son así. Pero más aún por quienes se dejan influir por ellos.

El que aquí escribe, probablemente sea el más torpe y limitado de todos.

Pero con seguridad, es el menos envidioso. Y se siente orgulloso de ello.